Razones para prever el 2018, 2019 y los próximos años desde el presente:


En los años recientes, incluso después del 2008, ha quedado demostrado por qué lo más inteligente y certero es invertir de acuerdo a la realidad económica, acorde a cómo funcionan los proveedores cuando se pretende gestionar indicadores a la hora de ver en las distancias financieras que perviven, también, con la actualidad macroeconómica requiriendo proyección; y, sobretodo, para qué sirven las sumas aseguradas cuando toca responder a la inversión hecha para acontecimientos inciertos, respondiendo, también, a las condiciones de la actividad aseguradora que dependen ineluctablemente del entorno económico que rige la compra y venta de bienes y servicios para atender a clientes. En publicaciones anteriores hago mención de prudencias similares a modo de que toda inversión obtenga resultados dichosos. 
Si tratamos de responder con antelación a los resultados que se pueden obtener en el porvenir, bien sea en tres (3) meses, en nueve (9), o en un (1) año, precisamos ocuparnos de que las inversiones sean sostenibles; y esto, únicamente, puede suceder si validamos la utilidad de reflexionar la importancia de asumir el mediano plazo como el efecto previsible que tiene fundamento en la trayectoria de los años anteriores, y cuya propensión económica está sobradamente demostrada en lapsos que ameritan acciones preventivas: Y si me preguntas:

¿Para qué serviría prever en el 2018 con visión prudente esa sección del futuro que vendrá después del 2019 pero que está pregonada desde el año 2017 con la cifra de inflación anual de 2616%? Siendo que la pregunta no sobra, me permito acercar los medios que han generado pruebas significativas (no experimentos aventurados) en el contexto de indemnizaciones desde hace varios años como para que ya hoy hubieses solucionado esto desde hace tiempo; y me refiero a:
A) Porque los plazos de espera y los costos de los proveedores de atención médica se mantienen con la proyección sabida, independientemente, de la respuesta que para sí mismo se haya propuesto quien requiera la atención. Con la inclinación a...las cifras económicas.
B) Porque la inflación está vertida sobre el día a día del entramado económico, sin mencionar otros indicadores.
C) Porque la edad es una variable que genera costos: costo que por cierto es el más considerado mediante la inversión actuarial, dado que los requerimientos futuros son impredecibles. Caso contrario, las pólizas asesoradas no serian la forma más inteligente de manejar las finanzas personales y empresariales; y,
D) Porque la suma asegurada es un marco utilizable: son montos a futuro en los que se invierte para que las finanzas personales o empresariales se mantengan holgadas, libre de desembolsos improvisados soltados a la suerte, y que bien pueden definirse con los conceptos de indemnización de las aseguradoras y a nombre del asegurado.
Estamos en el 2018 y los efectos de este año ya están planteados (y vale recalcarlo: un año que pasa no es un año que en materia económica o actuarial desaparece: deja sus cifras plasmadas para el año que sigue). ¿Es mejorable? Si lo es, y las acciones del porvenir están en el presente. Y si me preguntas qué acontecería con tu inversión en el presente cercano: la invitación es a que revisemos tu panorama particular sin obviar los requerimientos inmediatos y distinguiendo con qué recursos actuariales cuentas para el primer trimestre de acciones razonables.

Enlaces

Sp:

"El seguro: progreso de nuestra civilización"