¿Puede una compañía de seguros revocar la póliza de seguro de un carro, sin previo aviso?.-


En primer lugar, se advierte que las facultades de esta Superintendencia de Seguros se limitan a verificar que la conducta asumida por las empresas de seguros se ajusten a los dispositivos de la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros, y en todo caso aplicar los correctivos necesarios.
Ahora bien, observa este Órgano de Control que para la fecha en que el productor de seguros le participa la decisión de la empresa de seguros de "anular" la Póliza de Seguro de Casco de Vehículos Terrestres, ya había transcurrido en su totalidad el período de vigencia o año póliza de la misma, debiendo encontrarse en consecuencia en el llamado período de gracia.
La Cláusula 2 del Condicionado General de la Póliza en análisis, dispone expresamente: " Salvo comunicación en contrario de cualquiera de las partes, esta póliza se renovará por períodos anuales, siempre y cuando el pago de la prima correspondiente al nuevo período se efectúe dentro de los treinta (30) días continuos, contados desde la fecha de terminación del período anterior". (resaltados de esta Superintendencia de Seguros).
Obsérvese que el contrato consagra la posibilidad de que cualquiera de las partes, una vez concluido el año póliza manifieste por escrito su voluntad de no continuar con la relación, caso contrario , se entenderá que la Póliza queda renovada automáticamentepor un (1) año más, siempre y cuando se entere en la caja de la compañía, el importe correspondiente a la prima.
El artículo 51 del Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro, en su tercer aparte señala: " Las partes pueden negarse a la prórroga del contrato, mediante una notificación escrita a la otra parte dirigida al último domicilio que conste en el expediente, efectuada con un plazo de un (1) mes de anticipación a la conclusión del período de seguro en curso". (resaltado del Organismo).
La Cláusula 9 del Condicionado General de la Póliza recoge esa disposición en los siguientes términos: "Las comunicaciones relativas a la terminación del contrato o al rechazo de cualquier reclamación, deberán hacerse mediante telegrama con acuse de recibo, dirigido al domicilio principal de la Compañía o a la dirección del Asegurado que conste en la póliza".
El artículo 48 del Decreto Ley del Contrato de Seguros por su parte dispone que las comunicaciones entregadas a un productor de seguros producen el mismo efecto que si hubiese sido entregada a la otra parte, salvo estipulación en contrario.
           A la luz de las consideraciones anteriores y resumiendo los hechos, este Órgano de Control observa:
           Fecha de vencimiento de la póliza de seguros: 09-11-2003
           Fecha de la comunicación emitida por la aseguradora: 14-11-2003
           Fecha de la notificación efectiva del contenido de la
           Comunicación por parte del productor de seguros: 18-11-2003
           Como puede advertirse, la comunicación emitida por la empresa de seguros data de una fecha posterior al vencimiento de la póliza.
Ahora bien, en criterio de este Organismo la Cláusula 2 del Condicionado General debe interpretarse en el sentido de que debe mediar comunicación de cualquiera de las partes para notificar su voluntad de no renovar , escrito que debe producirse con anticipación al vencimiento del período del seguro o año póliza, pues, de lo contrario debe entenderse que hay renovación ; de allí que resulte forzoso concluir que una comunicación emitida luego de la terminación del año póliza debe considerarse como una TERMINACIÓN ANTICIPADA.
La Terminación Anticipada , como su nombre lo indica, establece el momento a partir del cual, la póliza deja de surtir sus efectos, habida consideración de la manifestación de voluntad de cualquiera de las partes (contratante o aseguradora) de dar por terminada la relación contractual existente , vale decir, que la misma es aplicable cuando el contrato aún se encuentre en vigencia.
           
Por último, debemos aclarar que al no haberse pagado la prima para el nuevo período, la empresa no estaba obligada a efectuar devolución alguna por tal concepto, toda vez que la prima correspondiente al período anterior o primer año póliza, se había consumido en su totalidad.

Fuente: sudeseg.gob.ve

El 73% de los españoles teme no contar con recursos suficientes en su jubilación


La crisis está haciendo tambalearse el futuro del Estado del Bienestar en Europa, hasta el punto de que el 52% de los ciudadanos europeos en activo teme no disponer de recursos suficientes para jubilarse. España lidera el ránking con un 73% de españoles 'preocupados' o 'muy preocupados' por esta posibilidad, según una encuesta de ámbito europeo realizada por el grupo ING.
El porcentaje de españoles inquietos es muy superior al de otros países vecinos, como Italia o Francia, que muestran tasas del 65% y el 63%, respectivamente; porcentajes que, no obstante, son muy significativos e ilustran los estragos causados por la crisis en la confianza y las expectativas de los ciudadanos.
Que España, Francia e Italia sobresalgan en su temor hacia el futuro no es casualidad: son los países europeos con menor implantación de planes de pensiones privados. De hecho, mientras que la media europea de ciudadanos que cuentan con planes privados es del 40%, en España e Italia este porcentaje se reduce al 29%, mientras que en Francia es del 32%, sensiblemente inferior también al promedio.
Con independencia de los planes de pensiones no obligatorios, el 61% de los europeos cuenta con ahorros a largo plazo, con Luxemburgo al frente del ránking (un 82%) y España (52%) y Rumanía (51%) a la cola. Sin embargo, en la mayor parte de los Estados europeos, los ciudadanos no esperan poder ahorrar en los próximos tres meses. Italia y España son los países con peores perspectivas en este sentido.
Por todo ello, los europeos creen de forma generalizada que su nivel de vida durante la jubilación será inferior a la de los actuales pensionistas, un dato especialmente alto en España, mientras que los austriacos son los únicos que creen que vivirán mejor.
El economista sénior de ING, Ian Bright, autor principal de la encuesta, dice que "las reformas en Italia y España para aumentar la edad de jubilación y recortar otros beneficios públicos podría estar alimentando la incomodidad sobre la preparación para la jubilación en esos países, especialmente entre los jóvenes", y no sólo con relación a las condiciones individuales de cada uno, sino con respecto a la situación general de la sociedad.

La Paradoja del Caribe


Si no quiere usted leer hoy nada que lo obligue a pensar fuera del cajón de trivialidades que circulan por ahí en Twitter como si fuesen ideas, está en su derecho y puede hacerme a un  lado de una vez.  Igual, este fin de semana quiero discurrir sobre  el hecho de que casi cualquier explicación,  basada exclusivamente en lo cultural, de la actual ola de “neo-populismo” que ha barrido Suramérica en los recientes lustros se estrella contra “el acertijo del Caribe”.También llamada  “el acertijo del Caribe”,  la  paradoja de mi título no es un personaje de la serie Batman: es un “contraejemplo” esgrimido por la moderna historia económica de nuestras naciones.
Un tópico frecuentado por los críticos de los populismos latinoamericanos es el asunto ese de las instituciones anglosajonas y su relación con el desarrollo económico.
Según la versión canónica del argumento, los hispanoamericanos somos hijos del rey Felipe II y de la Contrarreforma y por eso carecemos del talante laborioso  y ahorrativo propios de países acumuladores de riqueza como Inglaterra y la Europa protestante.
No tuvimos, se nos dice,  la dicha de heredar instituciones como las de los británicos y holandeses, como las de los gringos y, en menor medida,  las de los siempre desteñidos canadienses.  Llegado aquí, el argumento invoca invariablemente el texto clásico de Weber sobre el protestantismo y el origen de la ética capitalista.
Otro modo de señalar las diferencias atiende a que en la América del Norte hubo “padres fundadores”, severos varones creadores de riqueza que redactaron constituciones cortas , sensatas, transparentes y  llamadas a perdudar, mientras que nosotros sólo tuvimos una parva de héroes militares inclinados a disipar en guerras, no sólo su patrimonio familiar, sino también el de sus terruños: seres  por lo general incomprendidos por sus contemporáneos y cuyos ideales han sido traicionados por quienes vinimos luego.   El inconducente Simón Bolívar es el arquetipo  de estos creadores de repúblicas aéreas.
Quienes vinimos luego, en efecto,  no hemos parado de redactar,  rehacer, violar y volver a redactar  farragosas, oscuras y tramposas constituciones que nadie respeta y que, en cada ocasión, halan la brasa hacia la sardina del caudillo metido a legislador.
Durante el proceso, que nos ha tomado ya doscientos años,  hemos olvidado cómo crear riqueza y criado, en cambio,  el feroz talante redistributivo de lo ajeno propio de nuestros populismos.
2.-
La verdad, la conseja sobre las instituciones que nunca nos dimos brinda muchas explicaciones que, a simple vista, lucen suficientemente zanjadoras. Y es aquí donde la paradoja del Caribe viene a inquietar a quienes se contentan con proposiciones que, sin mayor examen,  “suenan bien”.
Ante una proposición cualquiera, el paquete axiomático de toda disciplina formal, ya sea análisis clásico, álgebra lineal o geometría diferencial,  permite asegurar que la proposición es falsa si es posible construir –esto es, si es posible mostrar – un contraejemplo que la invalide.
Es fácil ver que, una vez construido un contrajemplo, la proposición pierde todo su aplomo y no queda más remedio que desecharla por completo y volver a pensar. Se dice rápido, pero no siempre es cosa fácil.
No siempre resulta provechoso trasladar los métodos de las disciplinas formales, como las matemáticas, a las que pretenden lidiar con la escapadiza realidad del mundo económico. Ello es así porque en el mundo real no cabe elucubrar contrajemplos sino, sencillamente, dar con ellos.  Pero cuando aparece uno, llega la perplejidad.
Esto es lo que, sin más, ha ocurrido con el manoseado tópico de las instituciones anglosajonas: diversos estudiosos, cada quien por su lado, han hallado últimamente un contraejemplo que, ciertamente, da mucho que pensar.
Se trata de las islas del Caribe anglófono, antiguas posesiones británicas que, al serles concedida la independencia en los años sesenta del siglo pasado, heredaron las pelucas y las togas que usan los jueces del Old Vic londinense.
3.-.-
Hoy día, es dable  asistir a una audiencia en cualquier tribunal de  Barbados o Jamaica y encontrar la sala llena de litigantes y jueces, casi todos ellos bastante pasaditos de horno, pero todos con peluca y toga ribeteada.  ¿Qué puede enseñarnos esa visita sobre la presunta estrecha relación entre el derecho consuetudinario británico y el desarrollo pleno de las potencialidades  productivas en esas islas?
Adviértase de nuevo que todo lo que se ha dicho acerca de la estrecha relación entre la Contrarreforma de los siglos XVI y XVII y nuestras tan falibles instituciones se desgaja de nociones convencionales sobre la Revolución Industrial y el fin de la Guera de los Treinta Años: los países capitalistamente exitosos fueron los que se hicieron de una ética protestante, como Holanda e Inglaterra,  y los desastrosos fueron los países católicos europeos. Para el caso que nos atañe, países como España.
Estirando el punto   hasta hacerlo dogma, con él suele explicarse  porqué los Estados Unidos son prósperos, individualistas  y dominantes  mientras que sus vecinos somos pobres, gritones, resentidos…y, para nuestro mal, estatistas, colectivistas y redistributivos.
Lo cierto es que cualquier explicación del presente basada exclusivamente en lo cultural tendrá que habérselas con lo que autores como Sebastian Edwards han llamado “el acertijo del Caribe”.
Muchas naciones del Caribe fueron colonizadas por la misma gente que colonizó el norte de América y heredaron de ella las mismas instituciones.  Y, sin embargo, su desempeño económico , y su vida material; en fin, su lamentable despelote mestizo, su calipso de calamidades,  se asemeja hoy mucho más al de las naciones suramericanas y a sus pares insulares de cultura latina que al de Estados Unidos o Canadá.
¿Significa esto que las explicaciones “culturales” deben ignorarse?   En modo alguno, me apresuro a decir:  la paradoja de las naciones anglófonas del Caribe sólo significa…lo que significa.
Y basta por hoy.

Los seis mitos 
de los seguros 
y su realidad (1 / 3)

El siguiente post, nos permitimos recomendarlo por su acertada forma de recopilar unas cuantas opiniones que cotidianamente tratan de salir a tomar aire en el acontecer de la actividad aseguradora y que sólo sirven para fortalecer a quienes convencidos de los seguros se siguen preparando contra los imprevistos. Léanlo textualmente:  


Hace algunos días, en un evento en el que tuve el honor de participar, una mujer talentosa, que ha sido directiva en varias compañías aseguradoras, mencionó: “En realidad no hay compañías malas, pero sí malos asesores”.
Aunque en principio estoy de acuerdo, la realidad es que muchas personas hoy en día desconfían de las aseguradoras y, por lo tanto, dejan a sus activos y a su familia sin ninguna protección.
Esta situación se da por una percepción falsa de seguridad, una creencia popular (“a mí no me va a pasar”) y por una falsa idea de la importancia de utilizar los seguros como único mecanismo de protección ante imprevistos que pueden tener consecuencias graves.
Esta misma mujer mencionó: “El seguro nos da la certidumbre de que, a través de pagos programados y que podemos integrar a nuestro presupuesto (la prima), podemos manejar eventos inciertos que de presentarse pueden tener consecuencias catastróficas para nuestro bolsillo”.
Cambiamos la incertidumbre por certeza en forma de pagos pequeños y periódicos.
Existe una serie de mitos que rodean a los seguros, que muchas veces inciden como pretextos para no adquirir la protección que necesitamos.
A continuación, mencionaremos algunos de ellos, así como la verdad en torno de ellos.
Mito 1
Los seguros son muy complicados de entender y las letras chiquitas limitan mucho la cobertura.
Es curioso: desde hace muchísimos años, más de 10, las letras chiquitas han dejado de existir.
Por el contrario, por ley, las exclusiones en una póliza de seguros, es decir, lo que no cubre, se incluyen en un tipo de letra más grande y en negrillas, para que destaquen a la vista del lector.
Adicionalmente, algunas compañías han hecho esfuerzos muy grandes por crear productos cada vez más claros y fáciles de leer para el común de las personas. Buscan aclarar, en lenguaje coloquial, qué es lo que cubren y qué es lo que no. No dejan nada a la deriva.
La razón es que aunque parezca mentira, la falta de claridad va en contra de las propias aseguradoras.
En caso de controversia, el hecho de que ellas sean las que redactan el contrato hace que, si éste no fue suficientemente claro, la mayoría de las resoluciones legales sean en favor de los asegurados.
Desde mi punto de vista, como lo he mencionado en colaboraciones anteriores, la gente compra seguros a ciegas –sin saber qué es lo que cubren y si realmente es el producto adecuado a sus necesidades.
Mito 2
Los seguros son muy caros y las aseguradoras se enriquecen a costa de nosotros.
Éste es uno de los mitos más comunes, pero también el más alejado de la realidad. Trataré de explicar por qué.
Si uno revisa las estadísticas del mercado, se dará cuenta de que la siniestralidad que existe en pólizas de seguros de automóviles y de gastos médicos mayores (dos de los productos más vendidos) es muy alta.
Si añadimos los gastos de operación de las compañías de seguros y las comisiones que pagan a sus agentes, por lo general, el margen de utilidad que tienen estos productos es muy bajo.
Muchas veces es, incluso, negativo (generan pérdidas).
Pero también es cierto que hay de todo. Sí hay en el mercado algunos productos caros y son, curiosamente, los que a veces percibimos como “de bajo costo”.
Por ejemplo, aquellos seguros que se nos ofrecen a través de tarjetas de crédito o de la factura del celular pueden ser demasiado costosos.
Recordemos que el costo del seguro es una relación entre la prima y la cobertura que nos brinda.
Por lo cual no hay que ver sólo la prima de manera independiente como parámetro de precio, sino la relación costo-beneficio, como en todo. En la siguiente entrega complementaremos los mitos más comunes sobre los seguros.
Fuente: www.eleconomista.mx

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"El seguro: progreso de nuestra civilización"