De acuerdo al banco Mundial, la esperanza de vida de los venezolanos ha pasado de 58,5 años en 1960 a 74,1 años en 2010.
La principal implicación para nosotros y para nuestros hijos es que muy probablemente moriremos a una edad mayor de la que murieron o morirán nuestros padres. La consecuencia en términos financieros es que deberemos planificar para nuestra vida más que para nuestra muerte.
Nosotros y nuestros hijos tendremos que generar una cultura de previsión que hoy es inexistente y deberemos realizar acciones repetidas, que se traduzcan en un hábito enraizado en nuestra conducta. Es necesario crear un plan de vida que nos permita saber cómo enfrentaremos y abordaremos la etapa final de nuestra existencia.
Es indispensable analizar los vehículos financieros que existen para realizar esta planificación. En muchos casos, los recursos ahorrados para nuestro retiro no serán suficientes para garantizar un nivel de ingreso cercano al que tengamos en nuestra etapa final laboral.
Por ello, el ahorro voluntario e independiente del ahorro obligatorio es vital. Pero en los próximos años, un elemento de mucha relevancia será la tendencia en tazas de instrumentos de deuda que se encuentra en niveles históricamente bajos, lo que dificulta la posibilidad de acelerar el crecimiento de los fondos de reserva para el retiro.
La alternativa, que es la utilización de instrumentos de mayor riesgo, aunque es recomendable, debe estar sujeta al análisis de riesgo que implica.
El escenario de invertir agresivamente en riesgo, esperando un retorno más elevado, puede enfrentarse con la realidad: un patrimonio disminuido por la volatilidad de los mercados.
Si pertenecemos al grupo de personas que pensamos frecuentemente en la necesidad de planificar para una muerte temprana, lo primero que debemos considerar es que efectivamente esa posibilidad existe y que el porcentaje de personas que fallecen de la población total del país que son mayores de 30 años pero menores a 50 se ha mantenido a lo largo de por lo menos los últimos 10 años en un cercano al 15 por ciento.
Prever la muerte
Si deseamos planificar para ese supuesto, ¿cuáles son los factores que debo considerar en términos financieros para una posible muerte temprana? Si tenemos hijos, un patrimonio que les permita concluir sus estudios hasta que cuenten con una carrera profesional. Ello implica encontrar un vehículo eficiente y específico para este tema, que nos ofrezca una cobertura y beneficios adecuados.
En caso de que tengamos contratados créditos hipotecarios, será necesario que exista una protección por fallecimiento que liquide la deuda.
Si tenemos un seguro de vida, que esperamos ayude a nuestros deudos para hacer frente a sus necesidades, es necesario considerar si el monto de suma asegurada contratada es suficiente. Existen seguros con un componente de inversión que no son necesariamente eficientes como tal y son caros como vehículos de aseguramiento. Un seguro de vida temporal “puro” ofrece primas reducidas en niveles de edad bajos y una relación de protección asegurada más elevada.
Es necesario contar con un testamento que formalice nuestra voluntad de disposición de los bienes.
Con información de: Raúl Martínez Solares. Especialista en economía conductual. Director General de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo / Aristimuño Herrera & Asociados
Fuente: bancaynegocios.com
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