La respuesta es simple, aparentemente extremista, pero no; es cautela ante los riesgos venideros, que nunca dejarán de existir y los que podrían entrar en ese idílico de “y si no pasa nada” (eso nadie lo sabe. Nadie. Ni si siquiera la aseguradora. Es azar puro y neto al que nos acercamos por apuesta y prueba; y que al contrario de la industria aseguradora no manejamos ese stock secular de datos con los acontecimientos y su frecuencias). Entonces, es cuando flota espontáneamente esa respuesta: las pólizas son esos pasillos o guías por dónde avanzaremos cuando sea necesario que nos reintegren lo que la pérdida ha ocasionado; y esto es así, porque cuando tu entregas tus riesgos los intercambias a menor costo para ti, por suscribir tus riesgos con pólizas asesoradas para aliviar en tiempo y espacio pecuniario lo que a cambio vas a recibir como resultado de la indemnización con múltiples posibilidades afirmativas que ya tienen como presentación la póliza con su detalle de prudencia para perfeccionar gestiones y procedimientos.
¿El costo por aliviarte de los riesgos?
Sensata y actualmente, lo de los riesgos no es sólo industria personal, hace mucho tiempo que las cargas son transportadas en los mecanismos que por excelencia lo hacen mejor que el agotamiento humano. Es decir: unos riesgos por otros se aseguran, se plantean, se dialogan, se amoldan para levantar ese patrimonio que ni una sola persona lo puede hacer, ni unas pocas sería suficiente, es necesario el consenso y apoyo de muchos que quieren forjar futuro porque a fin de cuentas: los riesgos siempre estarán presentes…Y si lo piensas bien, en eso consiste el mundo en el que todos estamos: tu, yo y hasta los mismos rieles por dónde decidimos invertir y mejorar posibilidades patrimoniales.
@seguros9
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