Quien procura dirigir resultados sabe que pueden acontecer efectos inesperados e indeseados como manifestación (natural o no) de los propósitos, y que entonces conviene interiorizar las consecuencias para proyectarlos en motivos cuerdos que auxilien a la gestión del crecimiento patrimonial:
¡¿Cómo remodelar el porvenir, con quien y en qué momento?!
La propuesta, despejada de incógnitas, viene más simple, realista y pragmática de lo que los lectores de seguros, patrimonios y riesgosgeneran a través de @seguros9 con sus onomatopeyas que, para este caso funciona mediante la invitación y resolución de tu zoom asegurador:
Empecemos por situarnos con el enfoque del Administrador de una Gestión Patrimonial que busca perfeccionar a la que no basta con ser Propietarios de nuestros actos-consecuencias y procedamos a trasladar a una organización con mayor capacidad de amortiguamiento los efectos que no podamos soportar ¿Por qué?
Porque el hábitat de riesgos es más grande de lo que cualquier industria, empresa, inversión comercial pudiera por sí misma sobrellevar: así como tampoco ninguna organización aseguradora o reaseguradora camina aislada para proteger a sus clientes y auto protegerse a la vez: ¡¡Reflexiona eso!!
Va como el ecosistema de las anémonas de mar que refrescan los adoquines de su jardín mientras fortalecen las prolongaciones de su estructura vital convirtiéndose en una asociación que complementa sus energías a la vez que equilibra las ventajas y carencias particulares (a saber que no todas pueden alimentarse por si mismas y que deben esperar porque los nutrientes sean procesados por su ecosistema de andamiajes encarnados) garantizándose el intercambio vital entre el coral: que estando bien asistido continúa expandiéndose, o lo que es lo mismo: crece con la asistencia adecuada, y que para este caso representa a tu gestión diaria avanzando sobre la cuerda floja en la que en algún momento tendrás que acelerar sin desmayos llevando tu arnés metálico y brillante como precinto de titanio que se forja para defenderse de la realidad en la que no somos malabaristas más allá de las condiciones externas imposible de prevenir y que interiorizamos cuando trabajamos para esperar beneficios en circunstancias apremiantes: y que de hecho, actuamos como amplificadores de mercedes en el debido momento y con la búsqueda del resultado esperado para mantener a la fuente patrimonial intacta a las vulnerabilidades que, por lo general, se sabe cómo puede comenzar, más no lo que oculta en su despliegue clasificado de ramales previsibles y cuya acentuada afirmación es condición impostergable en la actuación de un gestor de patrimonio (cabeza de familia) que no sólo quiere mantener, sino incrementar el caudal financiero necesario para el resto de los integrantes que afrontarán un futuro-realidad más exigente, y que desde ahora, por conciencia despejada, tiene un resultado positivo: ya no dilucidando el porvenir accidentado, si no fortalecidos, con múltiples recursos de recuperación que representan las pólizas, dándonos la oportunidad de calentarnos para subir al trampolín que impulsa las nuevas inversiones y plusvalías en nuevos espacios a los que somos propensos, renovadores de prolongación favorable.
Debemos, entonces, remodelar, preparar y justificar, la marcha que obligatoriamente es hacia delante: Y que desde el pasado demuestra, aunque contradictoriamente, que la forma más accesible de reconciliarnos con el futuro de los servicios que patrocinamos para atender a nuestros clientes y a quienes patrimonial y contractualmente le vanagloriamos una ostentosa y merecida fortaleza, es garantizarle un respaldo formal en caso de riesgos inadvertidos, que existen, y que debemos esforzarnos en plasmarlos en un documento tácito, con garantías exigibles, comprometidas, indemnizatorias que cumplan con el resultado esperado, mientras nos reafirmarnos: no con el mínimo posible para conformarnos, si no con el producto de la sencilla ecuación de nuestra capacidad profesional, de valoración, de previsión, de afianzamiento en un porvenir que sí acontecerá, y que nos exige dibujarlo como el futuro patrimonial posible que a diario orientamos y vamos construyendo desde nuestro rol de administrador, desde la que vemos para atrás con la única intención de darle fuerza a nuestro impulso.
Entonces, sí ves la remodelación, que es ineludiblemente periódica, como décadas (con sus efectospalpables en el presente) y que son el espacio entre un desayuno antes de la jornada diaria y unas vacaciones de familia con las canas y sus algarabías esperándonos mientras nos enseña el barómetro que mide los resultados de la gestión y el porvenir patrimonial:entonces ves que en algún momento comenzamos a edificar, a remodelar y ampliar el porvenir con los procedimientos necesarios para prosperar.
@seguros9
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