Desde hace más 75 años -pese a la tradición americana de confianza en el sector privado y limitadas prestaciones sociales- el Partido Demócrata ha venido soñando con la creación de una sistema sanitario de cobertura universal. El último intento está siendo abanderado por el presidente Obama, con todo su prestigio político en juego por cambiar el equivalente a una sexta parte de la mayor economía del mundo.
Diagnóstico
Estados Unidos sufre de costes disparados y falta de cobertura en un sistema basado en seguros privados vinculados al puesto de trabajo. A pesar de una factura sanitaria superior a los dos billones de dólares al año, 46 millones carecen por completo de cobertura médica. Y otros 25 millones tienen pólizas insuficientes. Con el agravante de unos precios disparados, muy por encima de la inflación, hasta el punto de que el gasto sanitario puede llegar para el 2017 a 4,3 billones de dólares.
Consenso
Aunque parece mentira, republicanos y demócratas coinciden en algunos puntos generales como recompensar calidad de cuidados médicos y no cantidad, utilizar mayor competencia para beneficiar a consumidores y pequeños negocios. Además de obligar a que los seguros privados no puedan a rechazar a personas ya enfermas. La sanidad privada y la industria farmacéutica coinciden en que el actual sistema es insostenible.
Diferencias
La principal es que los republicanos no respaldan la creación de un seguro público que haga posible el objetivo de cobertura universal. Según el presidente Obama, esa opción estimulará la "honestidad" de los seguros privados. Pero para los conservadores se trata de un abuso de intervencionismo burocrático y socialista que puede terminar con lo mejor de la oferta médica de Estados Unidos.
Obligación
Como parte de la reforma contemplada en Washington se quiere obligar por primera vez a que todos los adultos estadounidenses tengan un mínimo seguro médico, de forma similar a las pólizas requeridas para operar un automóvil. Pero el problema, por supuesto, es de dónde va a salir el dinero necesario. El precio medio de un seguro médico, adquirido a través del trabajo, es de 12.680 dólares anuales para una familia y 4.700 para un individuo. Además, los consumidores que ahora disfrutan en la actualidad de buenas pólizas médicas no quieren ni oír a hablar de posibles cambios o racionamientos.
El dinero
La reforma debatida en el Congreso de Estados Unidos tiene un coste estimado en un billón de dólares para diez años, con la parte del león dedicada a subvencionar a los que ahora no se pueden permitir seguro médico. Entre las vías de financiación se barajan desde múltiples medidas de ahorro hasta una subida de impuestos para las rentas más altas. Pasando por empezar a gravar como ingresos las prestaciones de los seguros médicos privados y hasta incrementar la carga fiscal de productos poco saludables, como los refrescos.
Previsiones
El impulso de la reforma sanitaria se ha visto ralentizado por los cálculos de la Oficina Presupuestaria del Congreso (más conocida por sus siglas en inglés CBO). Según las estimaciones de esta respetada institución en materia de gasto público, las propuestas barajadas para el Congreso no van a contener la desbocada factura sanitaria de Estados Unidos, sino que pueden empeorar todavía más la actual situación. Al mismo tiempo, los defensores de la reforma insisten en que un aumento en cobertura y de cuidados preventivos disminuirá otros tratamientos mucho más costosos como los ingresos por urgencias.
Papel de Obama
El presidente no ha presentado su propio plan sino que ha presionado para que el Congreso tomase la iniciativa. Con insistencia en lograr un borrador viable antes del próximo 7 de agosto y el argumento de que la reforma sanitaria es una parte decisiva para salir de la actual recesión. Sin embargo, las propias dudas acumuladas dentro del Partido Demócrata, que controla las dos Cámaras del Legislativo federal, han dejado en el aire esas ambiciones. Además de colocar a Obama en una especie de prueba de fuego de cara al resto de su mandato.
Esperanzas
Junto a la implicación personal de Obama, las esperanzas de consenso pasan por el Comité Financiero del Senado. Sus miembros republicanos y demócratas están negociando a puerta cerrada un compromiso a tres bandas de mayor cobertura, contención de gasto pero sin las subidas de impuestos contempladas por la Cámara Baja. Su problema es que no han sido capaces de cuadrar sus propias cuentas.
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